Muy pronto sus peculiares ensaladillas y los pepitos de ternera hechos al punto marcaron el camino del éxito y de gran aceptación. Tras años de esfuerzo y plena dedicación, Armengol amplió el bar para ofrecer mayor confort a su clientela habitual.
Pronto sus bravas también aumentaron la popularidad del local, convirtiéndose el Hidalgo en punto de referencia gastronómica del Putxet.